Por: Azu Baeza
Hay que entender el contexto: este es un álbum con cosas trabajadas durante la grabación de Division Bell, que por algo no quedaron en él. En The Endless River no habría que esperar algo novedoso, más bien es como abrir una caja de pandora; es encontrar sonidos que por momentos suenan muy parecidos a las obras anteriores de Floyd (sobre todo en la primer parte), pero que también tiene momentos brillantes.
Más cercano a Atom Heart Mother, por su carácter instrumental, The Endless River nos brinda cuatro “Sides”, es decir, cuatro piezas compuestas por varias canciones, la mayoría de breves. Es notoria (y hermosa) la presencia de Richard Wright, tecladista de la banda (quien dejó este mundo en 2008). Simplemente, la primer canción del disco “Things Left Unsaid” deja una sensación de tranquilidad, de despedida, de paz … las cosas que dejaron de decirse … el título es poderoso. Otro gran momento de Richard es en Autumn 68, donde escuchamos el sonido de un órgano, que nos trae de regreso a A Saucerful of Secrets.
“Durante millones de años, la humanidad vivió como los animales. Entonces algo sucedió que desencadenó el poder de nuestra imaginación”.
Esta frase da inicio a “Keep Talking” ¿Qué tiene de particular esta pieza?: La voz de Stephen Hawking.
Hacia el final del disco, Gilmour toma la batuta en la composición y nos regala la única canción con letra: “Louder Than Words”, escrita por Polly Samson. En el video de esta pieza vemos imágenes de Richard Wright durante la grabación de Division Bell, estoy segura que no fui la única persona a la que se le hizo un nudo en la garganta al verlo.
“El latir de nuestros corazones es más que palabras”
https://www.youtube.com/watch?
Si piensan comprar la edición especial del disco, se llevarán una grata sorpresa: Encontrarán un bello booklet, tres tracks extra que son más cercanos al rock de los setentas y un recorrido nostálgico por 1993.
The Endless River es una bella forma de despedir una era en la historia de la música: sin pretensiones de hacer algo novedoso, sin afán de complacer a los fans (que solemos ser muy críticos); una catarsis necesaria: un Réquiem. El arte y todo lo contenido en él es un homenaje a uno de los mejores músicos de nuestra era, el gran Richard Wright, el alma que cambió para siempre la forma de hacer música. Hasta siempre Richard, hasta siempre Pink Floyd.