Es necesario aceptar que gran parte del cine mexicano es prácticamente ignorado por la mayoría de nuestros connacionales, que porque es aburrido, o repetitivo, o mal hecho, entre otros tantos comentarios despectivos, sin embargo, acaba de aparecer una luz de esperanza en el camino que sin duda alguna hará cambiar de parecer a gran parte de los cinéfilos mexicanos, que con un poco de suerte volcarán su mirada hacia el cine nacional. Me refiero a Alonso Ruizpalacios, director mexicano que ha entrado envuelto en laureles a las salas cinematográficas con su película Güeros.
Recién estrenada en salas comerciales pero ya con un largo recorrido por festivales internacionales, Güeros llega a los ojos del gran público respaldada con el premio a Mejor Ópera Prima en el Festival de Berlín y Mejor Película Latinoamericana en el Festival de San Sebastián entre otros. Pero sobre todo llega con la promesa de presentar una mirada fresca que renueve la forma de hacer cine mexicano, promesa que fue cumplida y rebasada por mucho, entregando un filme estridentemente original, que mezcla el drama, la aventura y la comedia en una película sin género que se eleva hasta la cima por ser realmente única.
Contextualizada en la huelga de la UNAM del 99 o por lo menos algo muy parecido, Güeros cuenta la historia del Sombra y su hermano Tomás, que al lado del compañero de vida y de departamento del Sombra, Santos, emprenden la búsqueda de su ídolo musical Epigmenio Cruz alrededor de la Ciudad de México. Esta aparentemente sencilla trama resguarda diferentes relieves y matices casi infinitos como los diferentes tonos de gris que colorean la película. La apatía que invade el cuerpo inactivo de la juventud, la pequeña voz incesante que no tolera el conformismo, la lealtad pura a los sueños inconclusos y por supuesto la tierna pasión del los cuerpos firmes,se perfilan como los reales protagonistas de la historia figurados en el alma de Tomás Santos, Sombra y Ana una sorpresa más, que sirve de motivador para el último de ellos.
El eminente uso de la profundidad de campo, los movimientos de cámara, la ruidosa banda sonora y el inserto de múltiples textos con mensajes implícitos brindan una experiencia estética pocas veces vista en el cine mexicano actual, por lo que Güeros es definitivamente una película simplemente imperdible. Y no olviden que ser joven y no ser revolucionario es una contradicción.
EDUARDO AUSTRIA
@eddi_aus