En los últimos años uno de los temas más recurrentes es el medio ambiente, se hacen grandes eventos internacionales en los que los mandatarios de todos los países sufren amargamente por el futuro del planeta sin dar ninguna solución a dicho problema. Las manifestaciones pro-ambientales comienzan a competir en número de participantes y frecuencia de repetición con aquellas que se quejan de los mandatarios que no hacen nada, no sólo en las cumbres del cambio climático, sino que no hacen nada en general. El enojo popular se incrementa día con día; las sequías, las inundaciones, la manipulación de los cultivos, el azul grisáceo de los cielos en las ciudades, la extinción de los ríos y la multiplicación de basura en los mares, son temas inevitablemente universales, que poco a poco se insertan en la psique colectiva, contaminando no sólo el planeta sino también las frágiles mentes humanas.
El territorio en el que se mezcla la devastación ambiental con el enojo colectivo, es un lugar oscuro que despierta pasiones incontrolables, que la mayoría de las veces parecieran estar justificadas, pero en ciertas ocasiones el radicalismo de los actos sobrepasa los limites morales, y es en ese instante donde las dudas surgen, y comienza el verdadero colapso. Kelly Richard decide sumergirse y sumergir al público en este universo de ideas y crea Night moves, una película del 2013 que no se estrenó en las salas comerciales de nuestro país pero que ahora la trae para nosotros la 58* Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.
Night moves muestra el proceso final de un atentado ecoterrorista perpetrado por Dena ( Dakota Fannig), Josh (Jesse Eisenberg) y Harmon (Peter Sarsgaard), y las detestables consecuencias de dicho acto, que poco tienen que ver con un avance en la cultura ambientalista. Dena, Josh y Harmon no tienen prácticamente nada en común, a excepción de una preocupación fidedigna por el futuro del planeta, en lo demás, sus caracteres, vivencias y condición social, son totalmente diferentes. Dichas diferencias no les impiden realizar, lo que ellos creen un acto relevante que producirá un cambio de actitud en los habitantes de una pequeña ciudad agrícola norteamericana. Lo que no calcularon, fue la manera en que cada uno afrontaría las consecuencias, pues como es natural, cada ser humano actúa de manera distinta en una misma situación, sin importar lo radical y especifica que sea.
Sin duda alguna Night moves es una película contemplativa que hace uso de tomas largas para incrementar el suspenso de la anécdota y por supuesto, para lograr que el espectador alcance a
comprender la motivación de los protagonistas amantes de la naturaleza, mostrando paisaje hermosos que combinan misticismo, nostalgia y depredación. El mayor atributo de esta película se encuentra en el argumento, pues sin duda alguna la temática toma importancia en una época en que la devastación del medio ambiente se vuelve un agente político e ideológico, susceptible de tergiversar el propósito de un acto reprobable pero en cierto sentido necesario.
EDUARDO AUSTRIA
@eddi_aus