Azul Ramírez (AR) / Cortesía
Siempre me ha gustado mucho ir a conciertos, pero nada como ir a uno libre de poses, esos conciertos libres de personajes que presumen cuál fue su libro favorito de Murakami o qué peli de Jarmusch les voló la cabeza.
Eso aconteció ayer en el Plaza Condesa. Un concierto honesto, con apenas un tercio de aforo pero entero de fans; un gran público que se entregó en cada canción, en cada coro.
Un concierto genuino que inició a las 0808 PM con el microfilm estrenado a principios de este año como parte de su nuevo disco Night Thoughts, repartió sin exclusión, emociones caóticas y tristes, siendo fieles a su esencia.
Después de un intermedio para recargar la jeringa, Brett y compañía regresaron al escenario, y sin complicaciones para encontrar la vena, repartieron pinchazos directo a nuestro torrente, dando continuidad al espiral de emociones, con “Killing of a flash boy”, pasando por el momento acústico de “Everything will flow” y cerrando con “The wild ones”.
Grandes éxitos, gran momento.
Gracias festival de la cerveza, por dejarnos ser esta vez Beautiful ones.