Grandes emociones en apenas 2 semanas que llevamos de este 2017. Si bien el 2016 fue un año agridulce, tanto por el aspecto de muchas pérdidas de personalidades, como también nos trajo muchos conciertos de ensueño. Pareciera que el 2017 quiere resarcir esos huecos que se llevó el 2016 con emociones y anuncios de muy alto calibre. Apenas en los primeros 4 meses del año podremos presenciar conciertos como los de Sigur Rós, Björk, White Lies, Sting, KVB, Human Tetris, así como festivales con carteles como el del CEREMONIA que pareció despertar del estupor y volver de manera aplastante con un súper cartel que vence a quien se le ponga enfrente, al menos de aquí al anuncio del Corona Capital. Otros festivales como el Forever Alone Fest con gigantes como This Will Destroy You y Caspian, y un poco flojo NRMAL, pero que saca la casta trayendo a The Brian Jonestown Massacre y Psych TV, por ejemplo. Pero ¿qué pasa con el Bahidorá? Un lugar como Las Estacas, bikinis, torsos desnudos y rico Sol hacen parte de la muy envidiable experiencia que es estar en este festival. A pesar de ofrecer un ambiente muy agradable y diferente de disfrutar de un festival, a diferencia de todos los antes citados, pareciera que la gente pensaría mejor en arriesgar su boleto para una cita con los islandeses en el Auditorio Nacional o una buena dosis de Post Rock en el venue de Periférico Norte. ¿Será el cartel, el coste del boleto o la competencia entre promotores para armar mejores carteles en México lo que está haciendo que no se hable mucho ahora del Bahidorá? Por un lado es bueno, ya que la calidad de los carteles ha aumentado de manera significativa en los últimos años, tan es así que medios internacionales se quedan sorprendidos con tales anuncios; por otro lado el bemol consiste en llevar a una eventual quiebra este tipo de eventos, pues la inversión y el patrocinio es muy alto.