Hablar de King Crimson no es hablar de una banda, sino hablar de una institución que predica la fascinación por el sonido, por la precisión. Es peligroso describirles, máxime cuando se acaba de presenciar un concierto de ellos. No, no es exageración. Es fácil perderse entre tantos adjetivos y tantas palabras de admiración para lo beatífico que es ver a Robert Fripp comandar a sus músicos. Pertenecer a la alineación de King Crimson es probablemente una de las consagraciones que se tiene como músico. Anoche el Teatro Metropólitan acogió la primera de 5 fechas en México, teniéndoles de vuelta por cuarta ocasión.
Es inquietante tratar de comunicar con palabras lo que se vivió la noche de ayer. Los visuales y trabajos gráficos salen sobrando para apreciar una banda de este calibre, una banda legendaria. Lo vasto del gear genera mucha expectativa, pues se aprecian 3 baterías alineadas al frente, cada una con diversos lugares de distinto tamaño para generar un sonido diferente, y perfectamente bien afinados para generar una presión diferente en el aire, lo cual nosotros identificamos como sonido. Desde la apertura con “Larks’ Tongues In Aspic, Part One” comenzaron con una fulminante entrada en el recinto que ellos escogieron para hacerse la noche de ellos. ¿Quién podría pensar que se pudieran armar temas de tal complejidad con el ritmo de 3 baterías? ¿De dónde se sacarían 6 brazos, 6 piernas y 6 cabezas? ¿Cómo coordinar toda esa genialidad sin caer en el error y poder percibir lo que hace cada uno de los 8 integrantes? Deberían sacar un DVD en multicam con las proyecciones de lo que hace cada baterista en momentos en específico, o que se pueda seleccionar únicamente la vista de los bateristas.
Son muy selectos los conciertos en los que se solicita abstenerse de hacer tomas con el teléfono móvil, de grabar o sacar fotografías, como lo vivimos con Björk en marzo, y vaya que no es motivo de objeción alguna. Todo lo que realizan estos músicos demanda absolutamente toda la atención y un esfuerzo todavía mayor. Y es comprensible que uno desee guardar un pedazo de semejante momento que se vive, pero las ganas nos consumen y en pequeños espacios que había en algunas canciones, o tras algún solo de Fripp o de Harrison en la batería, no era posible controlar la admiración y exclamar gritos de admiración y elevar aplausos. Tal pareciera que estábamos escuchando similar al movimiento de “Mambo” de “West Side Story” de Leonard Bernstein. Todo esa conexión musical que movía almas permitió una interacción tal entre el público que se paraba constantemente en símbolo de admiración.
Ser testigo y escuchar a una banda que ha marcado tendencia en varios terrenos musicales es un privilegio. Algunas veces se les ha tachado de pretensiosos, de incomprendidos, pero en absoluto que lo son. La manera en cómo manifiestan su genialidad en temas como “Epithaph” [que fue muy esperada anoche], “Starless” [de las mejores canciones de la historia, y si usted tiene alguna objeción, déjela en los comentarios], “The Court Of The Crimson King”, directamente del disco emblema, “Easy Money” que ayer escuchamos en la voz de Jakko Jakszyk, es algo invaluable, que trasciende mucho más allá de capturarlo con un teléfono móvil.
Hay canciones que forman parte de la historia de la Tierra, que trascenderán cuando mudemos a otros mundos, que llevaremos con nosotros, que se escucharán en algún otro lado de este universo, y que van ya en camino a ser escuchadas por otros entes inteligentes. El año pasado nos amaneció con la muy desafortunada sorpresa de la partida de David Bowie de este mundo. Numerosos tributos se levantaron en su nombre, diversas bandas tocaban temas representativos de Ziggy Stardust. Uno de ellos es “Heroes”, y el preciado privilegio que tuvimos anoche de escuchar en manos del creador del riff de dicha canción es algo que formará parte de nuestras memorias para siempre. Robert Fripp sacó su e-bow y nos destrozó las almas con todo el recinto de pie y entonando ese himno. Muy pocas veces se tiene una experiencia de esta magnitud, y nosotros en México somos afortunados de tenerles aquí por 5 fechas.