El Festival AURAL se ha caracterizado por presentar propuestas muy distintas de lo convencional, en los que predomina la experimentación, el desorden perfectamente acomodado y toda una puerta a cosas nuevas que se pueden lograr tanto con instrumentos comunes como con aditamentos específicos, otros personalmente creados y artificios que dan un tinte único y muy característico a los temas de la banda que los ejecuta. En esta edición nos dieron el verdadero lujo de poder presenciar a una banda del calibre y reputación que es Godspeed You! Black Emperor.
El día de ayer fue un día muy especial para la comunidad Post Rock en México. Se cerró un año de grandes venidas y anuncios de bandas increíbles que tienen un sonido definido, y para culminar se presentó por primera vez en México Godspeed You! Black Emperor, una banda capaz de enganchar y aprehender la atención de quienes le escuchan. A largo de más de 20 años nos han regalado himnos sin letra, paisajes desoladores que tiñen todo de un vacío existencial en el que resuena el eco de un apocalipsis que culmina con estrepitosos estruendos que disipan toda la atmósfera que fue ascendiendo con característicos “in-crescendos”.
Con 3 guitarras, más de 50 pedales, 2 bajos, 2 baterías, un violín y un contrabajo, sólo era necesario mediar miradas o asentimientos con la cabeza o levantamiento de cejas para marcar la entrada o algún cambio. La noche comenzó a destruirnos con “Hope Drone”. En medio de grabaciones de entrevistas, críticas políticas y unos visuales que entredejaban ver la palabra “Hope”, como la luz que se cuela por pequeños orificios, era solamente prepararnos para escuchar el álbum “Luciferian Towers” en su totalidad.
No es común ver dos bajos ejecutándose de manera simultánea, pero con “Bosses Hang” desarrollado en sus 3 movimientos, un Jazz Bass pautaba con acordes desde el comienzo, mientras una guitarra acompañaba con un pequeño aditamento similar a un arco miniatura. La guitarra de Efrim se caracterizaba por tener sumamente viciados el “overdrive” y el “fuzz”, lo que creaba un contrapunto que empañaba de estridencia durante el ascenso de los movimientos, en especial el tercer movimiento, en el que el Jazz Bass era quien marcaba absolutamente todos los cambios armónicos. Venía entonces el primer punto cumbre. Esa sensación de corretear a las emociones, contener la respiración, nublarse la vista, dilatar la pupila e inconscientemente ladear la cabeza es una experiencia similar a montar las emociones en una montaña rusa.
En “Anthem For No State” se vivió una verdadera catarsis durante más de 15 minutos. Pasar de lo sutil de una guitarra con “vibrato” y el lamento de un violín, al ir marcando el segundo movimiento con la alternancia de 2 acordes y uno en séptima, lo que da totalmente paso a la ejecución del siguiente, como esperar a que todo explote, pero no, viene un ligera pausa mientras la estridencia excesiva en la guitarra de Efrim llega a ser estentórea. El tercer movimiento está hecho para cuando sea el fin del mundo, sólo así puede visualizarse el materialmente una analogía práctica hacia una canción como esta, en la que todo muere, todo se termina, todo se apaga y ni siquiera los rastros o recuerdos de lo que fue y sucedió han quedado de pie.
Durante la ejecución de “Fam/Famine” y “Undoing A Luciferian Tower” se agregó un intérprete más al escenario. Sumergido en un trance comenzó a improvisar y tocar cosas indistintas en un saxofón tenor. Algo parecido a una voz que se alcanza apenas a percibir en medio de todo un caos, de toda la destrucción; una voz que clama y se hace presente, como un pez que se mueve de manera instintiva mientras intenta sobrevivir. Así era lo azaroso del sonido del saxofón, mientras lo definido existía, mientras estaba.
La sorpresa y gritos de alabanza fue cuando comenzó a sonar “Moya”, del EP “Slow Riot For New Zerø Kanada”, algo tal vez muy esperado por muchos, y que fue agradecido posteriormente por los mismos seguidores en los comentarios vertidos en el evento en Facebook. La noche concluiría de una manera épica y estruendosa, con visuales de llamas, con el fin de todas las cosas. Con “BBF3″ del mismo EP darían por finiquito la noche, mientras el final llegaba con la despedida de cada uno de los integrantes que abandonaban el escenario tras dejar en “loop” y “delay” infinito cada uno de sus instrumentos.