Foto: Azu Baeza
Uno de los conciertos más memorables que se puedan ofrecer este año en el Auditorio Nacional fue presentado anoche por Alan Parsons y su proyecto sinfónico con más de 90 músicos en escena. Acompañado de la Orquesta Filarmónica 5 de Mayo, integrada por músicos mexicanos, fue un honor tanto para ellos en las cuerdas, como para nosotros el haber sido testigos de una interpretación tan precisa, tan puntual y que trajo del recuerdo grandes temas que han inmortalizado la carrera del músico inglés.
Irrumpieron en punto de las 20.30 hrs., las decenas de músicos que cogían sus laúdes, y en medio de ovaciones y con un saco muy llamativo, Alan Parsons pronunció “Hola, México. Muchas gracias”, siendo las únicas palabras en español que diría durante la noche. De pronto el mar de aplausos se acrecentó con los primeros acordes de “Standing On Higher Ground”. Con más de 40 años de carrera, y habiéndose codeado con leyendas de la música como The Beatles y Pink Floyd, su repertorio incluyó temas de todas sus épocas.
El escenario se dividía en dos partes, estando Alan con sus músicos en la parte frontal del escenario, mientras que en la parte trasera estaba la orquesta. Un verdadero dechado de virtud y ejecución en cada uno de los músicos de la banda, tanto en los solos de guitarra, los matices con saxofón, el “slap” en el bajo y esas progresiones rítmicas en la batería, y no por menos, también en la voz con el vocalista principal. Además el director de la orquesta se encargaba de tocar 3 teclados, por lo menos, y aquí el adjetivo “brillante” es paupérrimo para describir el virtuosismo.
El poco manejo del español de parte de Alan no impidió que pudiera conectar con el público de una manera muy emocionante. Ver y escuchar a cerca de diez mil personas alborotarse, gritar, aplaudir y entonar al unísono sus canciones es algo muy emotivo y sorprendente que anoche nos regaló este evento. Dentro del repertorio también escuchamos “Time”, “Ammonia Avenue”, “Some Other Time”, “I Wouldn’t Wanna Be Like You” fueron canciones que dieron mucha energía que se reciclaba y se iba acrecentando al pasar de lo que entregaba la banda y en respuesta del público. Algo brillante.
Uno de los momentos de mayor conexión público-artista fue durante “Breakdown”, y que Alan convocó a los asistentes a unirse en un coro que entonaba “Freedom” en repetidas ocasiones, a modo de abertura, mientras había bromas de parte de Alan, que si ahora le debíamos dinero por un coro flojo o que podíamos reponernos al pararnos y entonarlo con mayor fuerza, a lo que el público desde luego mostró una enérgica respuesta. La despedida llegó con “Games People Play”, con una introducción más que digna de ser oída en un lugar del tamaño y renombre que es el Auditorio Nacional. Gracias, Alan, y a cada uno de sus músicos por habernos regalado la mejor noche de este año en Reforma.