Amigo de la familia real, uno de los comediantes ingleses con mayor reconocimiento por su papel en Mr. Bean. Agraciado para muchos, mientras que para otros no tanto. Rowan Atkinson vuelve con toda la flema inglesa para una tercera entrega del agente secreto Johnny English.
Inglaterra se encuentra vulnerable ante la filtración de información sensible, como es la identidad de todos los agentes activos. Johnny estuvo a salvo, pues ahora está retirado y es profesor en una escuela. Es este último motivo por el cual lo llaman para emprender una nueva y peligrosa misión en la búsqueda del responsable. A la par se desarrolla en Estados Unidos una conferencia sobre inteligencia artificial y cómo tener manejo de la vida por medio de un dispositivo móvil, o cómo ser esclavo del dispositivo, según como se le vea.
En el camino se encuentran con Ophelia Bhuletova, interpretada por Olga Kurylenko, quien es una pieza clave para descubrir a la persona detrás de todo el desastre que ocurre en Inglaterra. Por medio de actos y palabras poco convencionales de seducción, Ophelia encuentra gracia en Johnny para trabajar en conjunto, aunque la desconfianza en Bough, interpretado por Ben Miller, el inseparable amigo y apoyo de Johnny, le orilla a dudar fuertemente de ella, tras ver distintos pasaportes con distintas identidades de Ophelia.
La primer ministro, interpretada por Emma Thompson, toma acciones inmediatas y pide que Jason, interpretado por Jake Lacy, y quien es el joven magnate que dirige la empresa de inteligencia artificial, sea quien colabore en la pronta resolución de los problemas de seguridad inglesa. Al ver la sorprendente efectividad de Jason, la primer ministro decide presentarlo como su socio en la cumbre del G-12, que se llevará a cabo en Escocia, en un castillo de la época medieval. Johnny logra burlar la seguridad y desenmascarar los malévolos planes de dominación mundial del responsable, pero de un modo muy peculiar con cota y armadura del medievo.